A los adictos a ese narcótico poderoso y adictivo, como es el fentanilo, se les puede ver deambulando en todas partes, aquí en México y más aún en las ciudades norteamericanas. Parecen zombis, demacrados, andrajosos, con la mirada perdida, arrastrándose, muertos vivientes, como en las películas de terror. Son los efectos del fentanilo, esta droga sintética 50 veces más potente que la heroína y más fácil de conseguir y traficar, no requiere de los grandes sembradíos de amapola y, además, es más barata, más adictiva y mortal.
Hoy en los Estados Unidos mueren 200 drogadictos al día por sobredosis de este opioide fuera de control. Los republicanos en el Congreso de ese país están culpando a México de esa catástrofe de salud pública y exigen medidas extremas al presidente Joe Biden en contra de México. Es el caso de los diputados Dan Crenshaw (Texas) y Mike Waltz (Florida) quienes recientemente propusieron una iniciativa para autorizar el uso de las fuerzas armadas norteamericanas en contra de los cárteles que operan en México y que exigen sean considerados como organizaciones terroristas contra los Estados Unidos.
Lo anterior es afirmado por el exsecretario de Estado Mike Pompeo en su libro, Never Give An Inch, donde advierte que el próximo ataque terrorista, similar al del 11 de septiembre contra EE. UU., provendrá de México y será facilitado por los narcos mexicanos que han tomado el control de amplias zonas del país y que hoy ostentan un poder sin freno debido al fracaso de Andrés Manuel López Obrador en cuestiones de seguridad. Y cierto es que «Abrazos, no balazos» es la verdadera tragedia de nuestro país.
Y para rematar, con la furia de los republicanos en contra de México, hace apenas unos días que el procurador general de EE. UU., Merrick Garland, acusó al Gobierno de México de ser culpable por la mortífera crisis del fentanilo que actualmente azota a los norteamericanos: «Una epidemia de terror, desatada deliberadamente por los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación», dijo vociferante.
Precisamente en los últimos días México ha sido testigo del terror al que someten a nuestra población los poderosos cárteles de la droga: toque de queda en Matamoros. Jóvenes asesinados en Laredo. Masacres en Zacatecas y Sonora. Balaceras en Michoacán y Colima. Asesinatos en Silao y Tijuana. Desplazados en Guerrero y Nayarit. Decenas de homicidios y desaparecidos cada día, el país en vilo, el país del terror.
En el título de esta columna mencionamos a Coahuila donde tenemos a dos aspirantes de la cuarta transformación al Gobierno del estado. Armando Guadiana Tijerina por Morena y a Mejía Berdeja por el PT. El desastre que ellos representan no tiene parangón. Mejía dejó un reguero de sangre por todo el país. Guadiana es el carbón más obsoleto y caduco de nuestra entidad, todo lo contrario a Tesla que, nomás al verlo, de sombrero y como caricatura de un pasado arcaico, optaron por el juvenil estado de Nuevo León. Por eso es que un joven político es lo que Coahuila requiere en su futuro. Un futuro que debe de seguir en la situación actual: con plena seguridad, en paz, con empleo y bienestar. Usted decide al votar, pero por favor ¡no se equivoque! Lo puede lamentar.