El PRI y sus futuros legisladores locales

Después de que pase la tregua de la navidad y el año nuevo, empezarán a salir los nombres de los candidatos al Congreso del Estado que jugarán por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) por lo que es fundamental que los electores tomen en cuenta componentes que les sirva de base para preferir a los ciudadanos que ese partido proponga y que se dirimirán en junio del próximo año.

Hay varios factores que revisar y que se han perdido por parte de ese partido, pues ese instituto político se ha ido envolviendo nebulosamente y ha mostrado un desinterés por vigorizarlo y por la consolidación de una estructura de partido que proporcione fortaleza para las contiendas, además de tomar en cuenta que la experiencia política se construye y se refuerza con ideologías bien cimentadas en la doctrina del partido, sin embargo, hoy en día actores políticos hacen a un lado el pensamiento de su partido y como saltimbanqui acceden a otro en donde les den la oportunidad de figurar y obtener ventajas, lo que quiere decir que la ideología de su organismo político solo existe en el escrito donde está plasmada de manera que se pueda ignorar cuantas veces sea el interés de los infieles.

La magnitud de la contienda por la gubernatura ha hecho que se vaya postergando la importancia que también debemos darle a la construcción del Congreso, pues este poder, representante de la ciudadanía, es el que detenta un contrapeso precisamente al Poder Ejecutivo con el fin de que no se exceda en sus funciones.

Déjese de lado las caras solo conocidas por las jerarquías y no por los votantes y promuévase la unidad partidista que ha estado olvidada, ya que para tal fin se requiere de convicciones comunes que los dirigentes no se han preocupado por inducirlas y solo han quedado en teoría pura dando la impresión de una ausencia de democracia interna, por lo que se requiere que en el partido prevalezca un ambiente exento de demagogia.

El partido debe fomentar una real democracia de la que tanto ha presumido, pues un partido es precisamente una parte del pueblo y si su ideología y su acción se apartan del pueblo, este le volverá la espalda. Si el pueblo necesita y quiere democracia, el partido debe dar ejemplo claro de democracia.

El PRI debe apartarse de la parsimonia con la que camina, desterrar su imagen espectral y procurar vivificarla nutriéndose de los auténticos anhelos del pueblo que quiere democracia.

Propongan a personas que conozcan el lenguaje legislativo, que realmente sean independientes con criterio autónomo, que no se dejen llevar por los colores representativos de partidos, y que una vez sentados en sus curules legislen leyes que sean justas para que beneficien a la ciudadanía que fue la que les encomendó esa labor.

Que el Congreso sea realmente un contrapeso de los otros poderes para que se eviten excesos, el pueblo quiere confiar en un cuerpo de legisladores con características de honorabilidad, es decir, que objetivamente hagan honor del papel que representarán, requiere parlamentarios probos que actúen con decoro, que no se den al mejor postor de otras corrientes políticas con el objeto de hacer mayoría a cambio de obtener prebendas.

Desgraciadamente, las práctica antidemocráticas han llevado al partido durante décadas al estatus donde se encuentra hoy en día, nada más que si se quiere retomar nuevamente los triunfos de los que limpiamente gozó, es tiempo de que realmente se trabaje con coraje limpiamente, y que los egresados de ese partido que luego accedan al servicio público laboren con honestidad y en favor de la ciudadanía de manera que preserven el nombre de su partido si es que quieren refundarlo, de lo contrario podríamos asistir a su requiescat.

Parece una utopía, pero también se puede ganar con pulcritud, solo que para eso es necesario que practiquen la cultura de la democracia, la honestidad y la voluntad de servir.

Se lo digo en serio.

Autor invitado.

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