Pasa la rebelión en la UAdeC, mas no los barruntos de tormenta

La reelección de Salvador Hernández Vélez parecía un formulismo, pero uno de cada tres universitarios votó por repetir el proceso. La reducción de cuotas, solo del 8.3%, y el acoso sexual en Jurisprudencia prendieron la mecha de la inconformidad

Rezagos y cuentas por solventar

La elección para rector de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) resultó plebiscitaria, pues, al presentarse como único candidato, el lagunero Salvador Hernández Vélez fue votado para un segundo periodo (2021-2024). Sin embargo, las protestas en Saltillo, Torreón y Piedras Negras mostraron el agotamiento del sistema y las fisuras en la antes monolítica UAdeC. Bajo la proclama de «Somos estudiantes, no criminales», alumnos de las tres unidades demandaron repetir el proceso.

Protagonistas, en otro tiempo, de cambios políticos y sociales, los estudiantes salen, de tanto en tanto, de su letargo para denunciar violaciones a sus derechos y demandar oportunidades, justicia y democracia. Estallidos como el ocurrido en la UAdeC los provocan el hartazgo y descontento.

En julio de 2020, bajo el argumento de la crisis económica y los estragos de la COVID-19, la UAdeC aumentó las cuotas de inscripción a 4 mil 893 pesos para alumnos de nuevo ingreso y a 4 mil 326 para los de reingreso. También cobra una cuota adicional según la preparatoria, escuela o facultad. Los estudiantes de preparatorias no incorporadas pagan alrededor de 9 mil pesos por la revalidación de materias. Esa es la educación pública y gratuita en Coahuila.

Las alzas dieron origen al Movimiento Estudiantil Coahuilense (Moesco), contrapeso de la oficialista Confederación de Estudiantes de la UAdeC (Coes), la cual, sin consultar a la comunidad universitaria, avaló el aumento de tarifas autorizado por el Consejo Universitario.

Moesco realizó su primera marcha del 27 de julio. Más de 300 jóvenes protestaron en la explanada de la rectoría y presentaron un pliego petitorio de 11 puntos, entre los cuales destacan: a) una disminución del 80% de las cuotas; y b) respeto a la dignidad de las alumnas y alto al acoso sexual. (En 2019, al menos 36 estudiantes de la Facultad de Jurisprudencia denunciaron ser víctimas de acoso sexual por parte compañeros y profesores. Moesco demanda procesar a los culpables.)

Los manifestantes consiguieron que el rector dialogara con ellos en la explanada y recibiera sus demandas, incluida una sesión virtual extraordinaria del Consejo Universitario, el 3 de agosto, para analizarlas. Además de la problemática por la pandemia de la COVID-19, el rector Salvador Hernández Vélez atribuyó el aumento de cuotas a la inflación y a un faltante de «420 millones de pesos para subsidiar la colaboración que toca a la casa de estudios respecto al pago de pensiones», (Vanguardia, 27.07.20).

Cinco de las 11 peticiones fueron autorizadas en la sesión de agosto, pero no la principal, relacionada con las cuotas, pues de la pretendida rebaja de 80% solo se logró un 8.3%. Moesco acusó a los consejeros universitarios de «seguir línea» y de no tener voluntad de diálogo. En protesta abandonaron la conferencia y realizaron un plantón frente a rectoría. El movimiento advirtió que mantendrá bajo observación la transparencia de la UAdeC y el respeto a los derechos humanos en las facultades. «Son las primeras acciones para lograr cambios necesarios en favor de la comunidad universitaria», dijeron sus líderes.

Por nuevas elecciones

Moesco evoca otros movimientos estudiantiles como el denominado Pro-dignificación de la Universidad Autónoma de Coahuila, el cual creció rápidamente a partir de unas «movilizaciones tímidas» iniciales, dice Jaime Martínez Veloz, el Jimmy, en su libro UAC: Crónica de una Utopía (Gernika, 2009).

El movimiento estudiantil de 1973 logró la autonomía universitaria, recuerda el hoy aspirante a la alcaldía de Tijuana por el PRD. También permitió diseñar una arquitectura institucional en la que estudiantes y profesores pudieran participar en la elección de las autoridades escolares. Una década después (1984), la marcha a la Ciudad de México, para protestar por la imposición de rector de la UAdeC, quien terminó por renunciar, fue uno de los últimos referentes de este tipo en el país.

En aquellos años, la fortaleza de los estudiantes provino de «alumnos y maestros cuyo núcleo era la Facultad de Arquitectura… con la intención de perfilar una universidad más cercana a los intereses sociales y más responsable en sus funciones de docencia, investigación científica, compromiso social y difusión de la cultura», dice el autor.

En esa línea se ubica el Movimiento Estudiantil Coahuilense. Conocida la reelección de Hernández Vélez, el 11 de febrero, Moesco de Saltillo manifestó su rechazo. En la Unidad Torreón, un grupo de jóvenes tomó las instalaciones de la Coordinación con pancartas donde se leía: «Somos estudiantes, no criminales», «En la escuela hay una farsa, en la rectoría hacen tranza».

«La elección estuvo manipulada y se usó el entorno de la pandemia para favorecer al candidato único», denunciaron. «Hubo maestros que chantajearon a sus alumnos para que votaran por la reelección del funcionario» (Milenio, 15.02.21). En consecuencia, demandaron «nuevas votaciones sin irregularidades».

La opción «nuevas elecciones» recibió una tercera parte de las papeletas. Algo inédito. En Saltillo, casi el 50% de las escuelas (12 de 26) votaron por repetir el proceso. En números absolutos, Hernández Vélez obtuvo 14 mil 222 (72.72%) sufragios en la unidad capitalina; 10 mil 616 (85.48%) en la de Torreón y 4 mil 390 (79.27%) en la Norte.

«Caja chica del gobernador»

Las principales fuentes de financiamiento de la UAdeC proceden de los gobiernos federal y estatal, de acuerdo con el presupuesto 2020, aprobado por la Comisión General Permanente de Planeación. Cada uno aportó mil 457 millones de pesos. Sumados ingresos propios por 308.3 millones de pesos por inscripciones, reinscripciones, cuotas y otros, el monto ascendió a 3 mil 223 millones.

En el mismo ejercicio fiscal, Saltillo —el municipio más poblado y con el mayor presupuesto de Coahuila— ejerció 2 mil 748 millones de pesos; 475 millones menos que la UAdeC.

Según Rosa Ofelia Garza (Columnas de México), la elección, sin contrincante, de Salvador Hernández Vélez, fue un «simulacro total». La universidad —dice— ha sido saqueada siempre.

«De todos es sabido que (la UAdeC) funciona como la caja chica del gobernador en turno y de sus mismos rectores que se han servido, y muy bien, de ella… Por eso se rolan el puesto entre los mismos. Ya se saben muy bien el camino para desviar dinero, al fin que entre cuates no pasa nada, aunque la Auditoría Superior del Estado (ASEC) le haga observaciones al gasto por hasta 2 mil 800 millones sin comprobar, como fue el caso del reelegido rector» (columnasdemexico.com, 18.02.21).

Garza sostiene que «todos los rectores son palomeados por el gobernador actual o por quien sigue moviendo los hilos de la política tras bambalinas, como es Rubén Moreira. A dichos rectores se les pueden señalar los millonarios desvíos, pero solo como mero protocolo de la simulación de transparencia por parte de la Auditoría Superior del Estado, pero no pasa de ahí, están blindados».

Intervención política

Si bien los movimientos por la dignificación y autonomía universitaria promovidos entre los 60 y 80 del siglo pasado buscaban evitar que los poderes económicos, políticos y religiosos tuvieran injerencia o penetraran la vida interna de las universidades estatales o nacionales, «la verdad es que esta premisa nunca se cumplió a cabalidad, y exhibe tropiezos por la constante intervención de la autoridad estatal o federal en turno», advierte Antonio Castro (Polemon.mx, 29.08.20).

Tal situación propicia una clase política dentro de las universidades aparentemente autónomas, origina actores políticos para escalar a puestos públicos o de representación popular y olvida el deber ético institucional que es la universalidad del conocimiento, el pensamiento libre, el fomento al deporte o la cultura, asienta el analista.

La Universidad Autónoma de Coahuila —afirma— no escapa a este proceso de desmantelamiento sistemático, donde grupos de poder o «mafias» dictan su funcionamiento, como ahora la reelección de Hernández Vélez. Señala que tampoco es de extrañar que dos exrectores hayan ocupado cargos públicos estatales. Uno de ellos es el exsecretario de Gobierno y ahora candidato a la alcaldía de Saltillo, José María Fraustro Siller; otro es Blas José Flores Dávila, que se mantiene en un puesto estratégico de primer nivel: la Secretaría de Finanzas.

Hernández Vélez también ha ocupado cargos en los gobiernos federal y local. Ha sido diputado federal y local y presidente del PRI en Coahuila. Presidió la Fundación Colosio y se desempeñó como secretario de Finanzas de la CNC. Sobre la defenestración de Humberto Moreira como líder del CEN tricolor, por el escándalo de la megadeuda, declaró: «Moreira Valdés renuncia con dignidad a la dirigencia nacional del PRI». Además, le agradecía que dejara un partido ganador (territoriodecoahuilaytexas.com, 02.12.11).

Curiosamente, dice Castro, «todos los exrectores tienen —o han tenido— un mayor interés político y mucha afinidad al PRI, por lo cual dejan de lado el propósito de la Universidad, que es la formación de profesionistas». E4

Votaciones…

  • Con un padrón electoral universitario conformado por maestros y alumnos de las tres unidades en el estado, Saltillo, Torreón y Norte, de 42 mil 26 electores solo 32 mil 178 universitarios (76.57%) emitieron su voto vía remota y presencial.
  • En la Unidad Saltillo, integrada por 26 instituciones, el padrón total es de 19 mil 555 votantes; 14 mil 222 (72.72%) sí lo ejercieron: 8 mil 713 (61.26%) por la reelección; 5 mil 509 (38.73%) por nuevas elecciones. Se anularon 19 (0.1%) votos.
  • En Torreón, de 15 mil 124 votantes en 19 escuelas, participaron 12 mil 418 (82.10%). 10 mil 616 (85.48%) por el candidato único, y mil 802 (14.50%) en contra; 28 (0.2%) nulos.
  • Para la Unidad Norte había 7 mil 347 votantes registrados en 14 planteles; 5 mil 538 (75.37%) votaron; 4 mil 390 (79.27%) por Hernández Vélez y mil 148 (20.73%) para nuevas elecciones.

Rezagos y cuentas por solventar

Posicionada en el lugar 41 de la clasificación de calidad educativa entre 59 universidades públicas mexicanas analizadas en 2020 —de acuerdo con el QS México Ranking—, la Universidad Autónoma de Coahuila permanece rezagada en la formación de jóvenes en ciencias y humanidades.

La Clasificación Mundial de Universidades QS es una ordenación anual que abarca 800 instituciones, jerarquizadas por el Quacquarelli Symonds, cuyos estudios independientes llegan a conclusiones distintas a las que aportan otras clasificaciones globales.

El cálculo para listar a las universidades Quacquarelli Symonds toma en cuenta seis factores:

1.- Reputación académica (40%)

2.- Reputación del empleador (10%)

3.- Relación estudiante-facultad (20%)

4.- Citaciones por facultad (20%)

5.- Catedráticos internacionales (5%)

6.- Estudiantes internacionales (5%)

En 2018, primer año del rectorado de Salvador Hernández Vélez, el QS analizó 65 instituciones y ubicó a la UAdeC en el lugar 31; en la clasificación de 2019, con una muestra de 50, la universidad estatal cayó a la posición 44, y en 2020 subió al puesto 41 entre 59, por debajo de la media.

La última evaluación la exhibe rezagada en la aspiración a convertirse en un espacio para el debate de las ideas, el aprendizaje y el desarrollo del conocimiento científico, o para comprender los procesos histórico-políticos de Coahuila y las distintas realidades de su entorno.

De acuerdo con Antonio Castro, ese progreso limitado, en perjuicio de los universitarios, obliga a cuestionar la administración de recursos económicos, pues las cuotas son excesivas.

«Por años se ha manifestado que la universidad es la “tapadera que encubre la corrupción” del gobernador en turno, como fue el caso de los señalados desvíos de recursos a través de “empresas fantasma” por más de 400 millones de pesos», lo cual derivó en «maquillaje de las cuentas y falta de trasparencia, además de denuncias de maestros y funcionarios que cobran doble plaza» (Polemon.mx, 29.08.20).

Castro califica de «despilfarro terrible los sueldos como el del rector, quien percibe un ingreso neto mensual de 111 mil 248 pesos», prácticamente lo mismo que el presidente López Obrador, quien, con todo y los aumentos autorizados por el Congreso en junio de 2020, percibe 111 mil 990 pesos netos al mes.

La raquítica rebaja de 8.3% en las cuotas escolares, acordada por el Consejo Universitario en la asamblea extraordinaria del 3 de agosto, «sólo demuestra el corporativismo y control que se tiene del Consejo —alumnos y maestros—, y de los espacios democráticos de la máxima casa de estudios de Coahuila… la Autónoma de Coahuila esconde la perversidad de las viejas prácticas del Partido Revolucionario Institucional: corrupción, manipulación, amenazas a la oposición y hostigamiento a las voces que discrepan de su lógica de funcionamiento, a tal grado de violentar su integridad académica, laboral y privada», acusa.

Bajo la lupa de auditores

El informe de revisión a la cuenta pública 2019 de la Auditoría Superior del Estado (ASE), desvela que la UAdeC gastó 406 millones de pesos más de lo autorizado para nómina.

El presupuesto aprobado era de 2 mil 543 millones de pesos, de los cuales 2 mil 246 millones (88%) eran para pagar sueldos, pero el año cerró con un gasto de 2 mil 652 millones por el mismo concepto.

En servicios generales se erogaron 312 millones de pesos, 58 millones por encima de lo autorizado. Las observaciones de la ASEC totalizan 867 millones de pesos.

Por su parte, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) también emitió un reporte para señalar irregularidades en la misma cuenta pública 2019, «principalmente en materia de servicios personales, así como del Convenio de Apoyo Financiero de Recursos Públicos Federales y Estatales Extraordinarios No Regularizables, los cuales generaron probable daño a la Hacienda Pública Federal por 92 millones de pesos, que representan el 6.8% de la muestra auditada».

En revisión a la cuenta pública 2019 de Coahuila, la Auditoría Superior del Estado señala a la UAdeC como la entidad con más observaciones. Detectó mal manejo de 867 millones de pesos, a lo cual se suman 92 millones señalados por la Auditoría Superior de la Federación.

La ASF señala que la UAdeC envió una aclaración el 15 de enero de 2021, firmada por el contralor general, Luis Farías Valdés, para desvirtuar las observaciones. Sin embargo, apunta que, «derivado del análisis efectuado por la Unidad Auditora a la información y documentación proporcionada por el ente fiscalizado, se advierte que ésta no reúne las características necesarias de suficiencia, competencia y pertinencia que aclaren o justifiquen lo observado, por lo cual el resultado se considera como no atendido».

En su informe, el auditor estatal (ASEC) indica que «la Universidad Autónoma de Coahuila deberá solventar sus observaciones o se dará vista a las autoridades competentes para que se realicen procedimientos sancionadores de acuerdo con las leyes aplicables». E4

Es ingeniero egresado de la Universidad Autónoma de Chapingo con especialización en el área de Economía. Ha ejercido el periodismo en Saltillo. Trabajó en El Diario de Coahuila; se desempeñó como editor, diseñador, fotógrafo, redactor de editoriales y artículos de economía, industria automotriz, cultura e historia de Saltillo en el periódico Vanguardia.

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