«Lo quiero muerto»: entierros y esoterismo

Quienes recurren a la santería, hechicería o brujería, lo hacen entre las sombras del anonimato y la clandestinidad; la oscuridad de sus motivaciones más íntimas es la misma que rodea a estas prácticas cada vez más demandadas por una sociedad con sed de venganza y desamor

Lo más dramático y estrujante que le ha sucedido a Aly Reyes fue cuando una mujer le solicitó, a través de un embrujo, que hiciera que su marido regresara a su lado. Fue una joven de Ramos Arizpe, cuyo caso trascendió en los medios de comunicación de la región. Le hizo el «trabajo» y funcionó: el cónyuge retornó al hogar, pero lo que pasó después fue…

¿Usted, lector, cree en el esoterismo? ¿Creería que alguien sea capaz de provocar la muerte de una persona con magia negra?

Con 43 años de edad, Blanca Elizabeth Rodríguez se hace llamar Aly Reyes en sus programas de televisión y de redes sociales; ofrece lectura de cartas, de tarot egipcio, tarot de la Santa Muerte y del agua, esoterismo, magia blanca y magia negra. Devota y veneradora de la Santa Muerte, Aly presume su efectividad; concreta los trabajos que le encomiendan sus clientes, incluidos los entierros, amarres de amores y de venganzas.

Cuenta que es bastante la gente que recurre a la magia negra y pide esos «trabajos»; lo más fuerte son los entierros. «Dicen, entiérrame a esta persona, porque ya me tiene hasta el chongo». Generalmente «entierro» es muerte porque se le impone día, hora y forma en que se desea el fallecimiento de la persona a la que va dirigida la acción. «Hubo un caso, de muchos que he hecho. El chavo que yo enterré y digo que yo enterré, porque yo hice el trabajo, la persona que me pidió el trabajo, prácticamente lo odiaba tanto, era una exnovia que decía —“si no es para mí, no es para nadie”—. Y le dije que me trajera fotografías». ¿Qué más pides?, le pregunto, «su nombre completo, fecha de nacimiento y una prenda de la persona o algo que te haya regalado la persona, entonces ya preparé todo el ritual y me dice —“ya lo va a hacer; yo voy con usted”—. Y le dije que no se podía y ella insistente —“no, sí, yo voy; dónde le firmo bajo mi responsabilidad que yo lo quiero hacer—».

¿Es cuándo van al panteón?, infiero, y le recuerdo que una vez fui a fotografiar tumbas del cementerio del ejido Huachichil, del municipio de Arteaga, donde unos niños me llevaron a la parte de atrás y señalaron una tumba abierta donde había frascos con tierra, chiles y otras cosas, así como fotografías. Las imágenes eran en su mayoría de mujeres y al reverso había escritos con nombres y peticiones. En una de esas se leía el deseo de una mujer para que un hombre dejara la casa que compartían, le pasara pensión para los hijos y no la «hiciera de pedo».

«Los entierros no los hago aquí en Saltillo», aclara, «siempre busco afueras de la ciudad, porque aquí está muy penado eso, tienes de castigo la cárcel. Ese día la chava quería la muerte rápida de esa persona, le puso de plazo 15 días y le pregunté que por qué tan poquito, siempre les he dicho a todas las personas que yo nunca me equivoco en mis trabajos, ni en lo que digo, soy muy certera en eso, si yo ahorita te digo que mañana se muere así va a suceder y me dice: —“Le doy 15 días, nada más, si no regresa conmigo y no me pide perdón”— Y yo le dije “que no iba a regresar con ella, porque le estamos haciendo el trabajo y enterrado ya no se va a poder hacer nada”.

»Se quedó pensando. Viendo solamente, Aly predijo que no iba a llegar ni a los 15 días. Cuando fuimos a hacer el entierro nos pasaron muchas cosas raras —prosigue— se nos manifestó la Santísima Muerte en una persona que estaba rodeando el panteón y me dice mi esposo: —“aguas que ahí viene una persona, ¿ya vas a terminar?”—, y le dije que sí. Terminamos rápido, nos subimos al coche y le dije: “permíteme, vamos a ver quién es, no vaya a ser que venga y desentierre mi trabajo”, entonces pasa una mujer derecho, sin voltear, llevaba algo blanco en las manos, iba despacito, traía una falda y blusa negra y le daba mucha luz en una parte de su cara.

»El panteón estaba en medio de un rancho y no había nada en los lados, lo raro que se nos hizo es que caminaba muy rápido, no se detenía y se escondía entre los arbustos y mi esposo me decía que nos fuéramos porque tenía miedo y yo le dije que no tenía miedo. Subió el cerro y lo bajó en menos de cinco minutos; nadie lo sube así, cuando vi eso dije no es una persona, es un ser extraño y se nos hizo noche ahí viendo cómo subía y bajaba igual, corría y luego se detenía, venía directo hacia nosotros y rodeó el coche y siguió derecho, entonces al ir derecho nosotros arrancamos y ella voltea, y nomás le brillaba la cara, no tenía pies, estaba flotando en el aire; entonces supe que era la Santísima Muerte que nos estaba protegiendo de estar haciendo el entierro. Todo salió bien, la chava estaba muy emocionada tomando fotos y dice: —“qué padre”— Y yo le respondí: “¿Se te hace padre? Ella ya viene por el alma del chico que estamos enterrando”.

»A los tres días le llamó la muchacha para informarle del fallecimiento de su expareja. “Pues fue lo que deseaste”. El joven murió en un accidente de coche. “Ella decía que tuviera un accidente de auto y se quedara paralítico o que se quedara en cama para que no lo siguieran las mujeres y que lo aborrecieran todas, y yo le decía que si tanto coraje le tenía y ella sólo decía que sí, entonces cuando me dio la noticia se sorprendió, porque le dije que no iba a llegar a los 15 días, ya que él ya tenía su destino en esa fecha y no en la que ella le había puesto. Hasta hoy en día sí lo lamenta, porque ya analizando todo dice que no le deseaba tanto (mal), pero como quiera si no hubiera fallecido en esos tres días, hubiera muerto en la fecha que ella había puesto». ¿Y el mal no se le regresa a ella?, le pregunto. «Sí, el mal a la larga te complica las cosas y se te voltean las cosas, pero para ella, no para mí, porque ella es la que lo está deseando», aclara.

Visiones y la Santa Muerte

Me cuenta un poco más de ella y de cómo llegó a dedicarse a la hechicería. Es de Saltillo, pero radicó un tiempo en Puebla, donde aprendió la lectura de cartas de tarot.

Las visiones siempre las tuvo desde muy jovencita. «Tengo el don de visión por mi madre, que tiene el don de visión y percibir, y yo cualquier botella de agua que volteaba veía cosas y me lo callaba, desde jovencita veía personas. Veía lo que iba a pasar, lo que venía o el pasado también lo veo, no me asustaba, pero se me hacía raro. Iba al Oxxo y veía una botella de agua y decía para qué veo estas cosas y para quién vienen. Así fue como empecé entre mis amigos a leer las cartas».

De la Santa Muerte asegura que se le apareció en una situación complicada, en la que estuvo a punto de ir a la cárcel. Viajaba de raid con un trailero de Nuevo Laredo, Tamaulipas a Saltillo.

En esa época trabajaba en una compañía de tráileres y un chofer de la línea, al que no conocía, se ofreció a llevarla. En el retén de la Policía antes de llegar a Ramos Arizpe (por la carretera Monterrey-Saltillo), los detuvieron. Un oficial la interrogó sobre el conductor y ella dijo no conocerlo. «Pues es un narcotraficante», le respondió.

Asustada, no sabía a quién llamarle, puesto que su teléfono móvil estaba apagado, sin pila. De pronto, se encendió y apareció una imagen de la Santa Muerte junto a un búho en medio de un lago. Sorprendida, le pidió: «pase lo que pase, no me sueltes de tu mano». Al no tener pruebas de estar involucrada, el agente le autorizó retirarse.

Días después, la Santa Muerte se le presentó en apariciones en su casa, en el baño, en el patio, en la recámara. De inicio se resistía a rendirle tributo, pero una amiga le regaló una imagen, mientras que otros conocidos la convencieron luego de que le pusiera ofrendas como un vaso tequilero y agua. Finalmente también le puso manzanas y cigarrillos.

A la fecha solamente ha adquirido cuatro imágenes de la Santa Muerte; el resto se las han obsequiado. En su casa, en la colonia 26 de marzo al sur de Saltillo, tiene un altar grande dedicado a esa santa, y próximamente tendrá un santuario en Ramos Arizpe, donde la gente podrá llevarle ofrendas. Para el 1 de noviembre contempla hacerle la segunda peregrinación, la primera fue en 2021 con unas 40 personas.

Ha visto a la Santa Muerte, mas no su rostro. «Nunca le he visto la cara en los 12 años trabajando, siempre se me presenta sin rostro, sólo escucho su voz». Entonces, ¿cómo sabes que es ella?, le cuestiono. «No sé que sea ella, siempre se me aparece sin rostro, trae una túnica, la Santa Muerte la identificas como Santa porque trae una túnica y la Muerte no; muchos la confunden, hay imágenes de la muerte en la que sale desnuda y ella es la muerte, la Santa trae túnica, así la identificas. La que trae el búho es la hembra y la que no lo trae es el macho».

De hecho, confiesa que a veces la Santa Muerte se materializa en su cuerpo y su cara se transforma en mitad ella, mitad de la Santa. Los favores que hace se le recompensan con manzanas, velaciones, flores, inciensos, cigarros, dulces, chocolates, señala.

«Las flores le gustan mucho, los cigarros también; hay personas que acostumbran a usar puros y yo no lo uso, ella no me quiere el puro, yo se lo pongo y me lo avienta, porque ya la acostumbré al cigarro».

Explica que hay siete colores para la Santa Muerte, «roja del amor, amarilla del dinero, la morada es para transmitir la energía negativa o positiva y también ayuda al estudiante, la Santa verde es para la salud y el trabajo, la negra es de protección y tumba los trabajos de magia negra; la blanca es de paz y protección».

Hago la observación de que a la Santa Muerte se le asocia con el diablo, con la maldad. «Dentro de lo que cabe no es mala, muchos le tienen miedo a pedir algo porque dicen “no, me va a cobrar con la vida de mi hijo”, es por eso que dicen que te va a quitar a un hijo si no le cumples, si no le cumples ella no te va a quitar a tu familia, te va a voltear tu triunfo, en el pedir está el dar, si tú le pides a ella la vas a recompensar, pero hay que recompensarla cuando ya te haya cumplido el favor».

Sus clientes

Le pregunto sobre cuántas consultas brinda. «Varía, a veces no tenemos nada de trabajo, hace como tres meses duramos casi dos meses parados porque no había trabajo y yo digo que es en general, porque también afectó los paros en las fábricas». También la busca quienes viven en ejidos. «Gente de rancho que les están haciendo un mal o están enfermos, que vayamos a curarlos. Ahorita en este mes he tenido de ocho a 15 personas diarias de lunes a sábado, porque el domingo consulto foráneos, gente de fuera, de Estados Unidos, fuera de Saltillo, Torreón, Parras, de todo el estado, de la república, tengo clientas de España, Perú y de Oaxaca, vinieron a conocerme hasta acá, pero las consulto a distancia, ahorita tengo cuatro familias en Chicago, que estoy atendiendo, me hacen depósitos; ahorita tengo a una persona muy allegada a mí que me está ayudando con esa gente allá en Chicago, a través de ella estamos curando a las personas».

Respecto a los casos que atiende de Coahuila, las demandas principales son amarres y más que nada quieren trabajos de magia negra, que los proteja y les tumbe el trabajo (hechizo). O sea, ellos se dieron cuenta que los estaban trabajando, y ¿qué les hicieron? «La mayoría son por entierros o los tienen atados, enfrascados para que les vaya mal, cerrarles los caminos, cerrarles las puertas para que no tengan trabajo, que no estén con la familia, que estén prácticamente solos, postrados en cama, eso es lo que estoy viendo. Ahora hay muchos casos de estos», contesta Aly.

Hasta exorcismos realiza

Si bien se supone que solamente los sacerdotes con profunda preparación, fe y estudios, efectúan exorcismos previa autorización de la Iglesia Católica, Aly Reyes afirma que también saca demonios con la ayuda de la Santa Muerte y de Dios, «nada más con ellos dos».

Quien se acercó con ella a solicitarle sus servicios, fue un ingeniero, novio de una mujer a la que una secta satánica la involucró en su movimiento y se le metió el diablo. Estaban por casarse, pero por esas amistades, la chica ya no quería hacerlo.

Primero conoció a la poseída en un rosario de San Judas Tadeo al que la invitó la madre y fue ahí, sostiene, donde confirmó que necesitaba el exorcismo, ya que en cuanto llegó quería agredirla, «bufaba sólo de verme». Fue mediante un sueño, posteriormente, donde libró esa batalla contra el mal.

«No me dejaba levantarme de la cama, yo manoteaba, sentía que estaba conmigo, me estaba golpeando y yo a él; lo sentía en la cama». Nunca dejó de pelear y le ganó a Satanás, asegura. Finalmente, el matrimonio entre la pareja se concretó.

Comparte otro caso. «Tengo una clienta que sólo va a consulta y nada más se me queda viendo fijamente y entra el demonio en ella; ya es grande la persona. Ella fue a que la ayudara con su trabajo, porque tenía mucha gente que le tenía envidia y tenía muchas broncas con unas chavas de ahí, entonces yo se las retiré, pero ella entra en trance sólo cuando está ahí conmigo y sí le pregunte que quién la estaba mandando, que si me quería fregar que le diéramos, porque entra en trance y yo la detengo ahí y nada más se ríe, no me dice nada, todo a señas, porque hay unas personas que sí te hablan y te agreden y ella solo hace señas y se burla, entonces ahí entra otra vez siendo ella y nada más voltea y me pregunta que qué le pasó y ya le digo “estas entrando en trance, mujer”, y ya me dice: “últimamente en las noches me he sentido rara, como que me pierdo y no reacciono, me pierdo y hago muchas cosas malas”. No puede explicar las cosas, continúa, “es que alguien me manda contigo, porque yo voy directo de mi trabajo a mi casa y de repente ya estoy contigo”».

Sobre quién está detrás de ello, Aly refiere que una clienta la amenazó hace tiempo, forjaron una amistad, pero después le pidió que hiciera un trabajo a cierta persona. Es la primera persona a la que se negaba hacerle algo.

«Esta persona ya tiene un trabajo hecho y ya se va a morir; pobre hombre ya lo tenían bien moribundo y aun así ella quería, me negué, dije ya se va a morir y se va a acabar tu calvario. Se enojó tanto que hasta me amenazó y me dijo “pues mi Santa Muerte es más chingona que la tuya”, es la misma, le contesté, y pues yo te respeto, pero no te lo puedo hacer, esa persona ya está dañada, ya le quedan pocos días de vida, para qué la quieres dañar más, pero te voy a pagar —dijo— y yo le respondí que no me importaba el dinero y no lo iba a hacer. Desde ahí me agarró mucho coraje, me amenazó hasta decir ya no, con el diablo. Yo digo que es ella, hasta ahorita es la única que tengo como enemiga».

Los entierros mortales

¿Cuándo entierras a alguien en el panteón ahí se queda siempre o qué pasa con ellos cuando alguien los ve y los desentierra?, inquiero. «Muchas de las veces sí se quedan ahí, otras de las veces no, porque andan los grupos de Paranormal investigando y a mí sí me da coraje, porque ni todo el dinero que gastó la persona para hacerle yo el entierro, como para que vengan estos tipos y lo saquen todo que andan detectando. Hay veces que haces rituales de entierro para salar a la persona, no para que se muera, sino para salarle toda su vida, llegan los otros, lo desentierran y ahí ya cortaron el hechizo y ya a la persona le va bien porque ya no está salado».

La tarifa de los entierros de muerte oscila entre 9 mil y 15 mil pesos, depende; si es fuera de la ciudad se cobran viáticos y la mano de obra. Hablando de entierros, me cuenta la historia con la que iniciamos esta entrevista, la de la muchacha de Ramos Arizpe. Recurrió a Aly para que lograra que el marido, que al parecer era adicto a las drogas, volviera con ella. El trabajo surtió efecto. En menos de tres días, el sujeto regresó, pero poco después la asesinó y destazó. «Nada más se lo regresé para que la matara y eso sí me conmueve; todavía me pongo chinita», recuerda.

¿Verdad o mentira?

La hechicera sostiene que cuenta con testimonios de clientes que avalan sus oficios; se le pidió uno y aceptó. Sería en Ramos Arizpe. Luego argumentó que la persona había salido de viaje a Chicago, pero me enviaría un video. No lo mandó. El esoterismo es para algunos o muchos, mera superstición, incluso, charlatanería. Lo cierto es que así como hay luz, hay oscuridad; hay misterios y fenómenos sin explicación científica. Queda a criterio del lector si cree o no en la brujería, finalmente las creencias de la gente son tan vastas como variadas las religiones y los rituales que ofertan paz, fe, tranquilidad, sanación… o quizá sencillamente sirvan para exteriorizar los demonios internos. E4

Monclova, Coahuila, 1973. Licenciada en Comunicación por la UAdeC. Desde 1996 ha trabajado como reportera en radio, prensa y el sector público. Premio Estatal de Periodismo en el 2000 y en 2005, además de Premio Estatal por Trayectoria Periodística de 25 años. Obtuvo Mención Especial en el «Primer Certamen Literario Internacional de la Fundación SOMOS» año 2015, de EE.UU. Sus fotografías han sido publicadas en medios locales, en el periódico español El País y en la revista Hispanic Culture Review. Colabora en Espacio 4 desde 2013.

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