Relato

El ajedrecista

El profesor Brondo nunca supo si el ajedrez era una ciencia, un deporte, un arte o sólo un pasatiempo. No le importaba definir el juego, sino vivirlo —lo gozaba y lo sufría— con la convicción de que era realmente infinito. «Este enredo», decía, «lo inventó el diablo»… [...]